En Aguilar; Alto Alfambra
de la provincia Teruel,
cuentan, dicen y contamos:
sin Justicia nunca hay Juez.Años llevaban caminos,
de empresas impronunciables,
cavando la tumba al valle
(De esos ilustres caciques
de moral impracticable.)El paisano paisanaje
sentado en el Carasol
ve cómo se marchan prestos,
las heridas de su amor.
A la tierra dura y viva,
de donde gente marchó
y que sueñan que algún día,
vuelvan los niños al sol
Los viejos a la partida.
Las viejas a la oración.
Los jóvenes a la vega.
Las familias al calor,
de la patria grande y chica
que anida en su corazón.
Cansados de tanto expolio,
los del lugar con valor,
escribieron con sus plumas,
dos cartas con gran temor.
Sus armas no son dineros,
ni camiones, ni poder.
Eran sus armas canciones,
letra y verso de niñez.
“Todo según lo previsto”,
le dijo la bruja al diablo.
Disfrazados de Derecho,
prepotencia y altivez,
la tomaron con los mozos:
“¡Lo pagarán ellos pues!”
“Nadie osa despotricar
contra el que da de comer.
Sopas de tierra y esclavo.
¡Se marchen todos, rediez!”
Convocó la bruja al diablo,
en la plaza de San Juan:
“que no se crea la gente,
que crédito y autoridad,
valen para quien lo tiene,
pues de ésta ya no saldrán.”
Fundamentan reprimendas
argumentando muy mal.
Lo que le jode al poder,
lo que no les gusta más,
es que duden de sus ansias,
de tener siempre verdad.
El demonio quiere arcilla,
a la bruja igual le da,
el cacique quiere votos,
para poder enchufar.
Y el paisano paisanaje,
anciano y de gran bondad,
transmite a aquellos valientes
que a ellos igual no les da.
La bruja pide al Perito
que le haga el ‘calculo’ mal,
casi, igual o parecido.
Y el Perito actuará,
para tocarle los huevos,
a todos los del lugar.
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Así llegamos al día,
de una semana cualquiera,
y hacen venir de Teruel,
a uno sin voz ni chistera
(el Fiscal!)Y para el once de marzo,
la bruja lee la carta…
y pide rueden cabezas.La bruja hierve por dentro;
quiere llamar a palacio
a aquellos descerebrados
por escribir sin credito.
Que el ‘credito’ aquí es el suyo,
digno sólo del ladrón,
que congela sentimientos,
tenga o no tenga razón.
Nadie da ‘pabulo’ al teatro
que se representa allí.
El diablo, la bruja, el tipo
de voz pequeña y chistera,
dicen que esa plaza es suya,
que allí se viene a servir,
y si no que no se vuelvan,
que se queden en Madrid.
El primero en dar la cara
en la sede palaciega
sentóse en frente la bruja,
que reía como nunca.
De paisanos y foranos
lleva palabra y aliento,
de amigos y camaradas
del vecino Sollavientos.
Dos minutos de reloj
le sobraran a la misma
para zanjarle la causa
al mozo del alto Alfambra
Ya cuando entró el segundo
¡el caso que a él le hacían!
Como el del sol a la luna,
como el del río traidor.
Cuando llegaron al pueblo
los valientes del Alfambra
no se dieron ni la vuelta.
Y al ser pronto preguntados,
con rasmia y amor cantaban,
la jota aquella que dice:
“Y un juez me preguntó a mí,
Que de qué me mantenía.
De comer y de beber,
Como se mantiene usía.”
Aquí no acaba esta historia,
ni acabará ni acabó.
Porque la tierra que rompen
de este país de Aragón,
no es suya, tuya, ni mía
es de todos, vive Dios!
Aguilar es de quien canta,
Aguilar no es de quien vende.
Volverán los mozos pronto,
a su paraíso en tierra.
La lucha es solo camino,
camino, parada y sierra.
Al que ama, quiere y resiste,
que el infierno no le cuenten!
El que ama y lucha, que grite:
Aguilar, resiste y vence!!!!
Al que ama, quiere y resiste,
que el infierno no le cuenten!
El que ama y lucha, que grite:
Aguilar, resiste y vence!!!!
Mayo, 2013. Víctor Manuel Guíu Aguilar |